La desmotivación es un estado que prácticamente todos hemos experimentado en alguna ocasión. Cuando estamos desmotivados es como si las fuerzas nos abandonasen y muchas de las actividades que antes nos animaban pierden su atractivo. A menudo esta sensación llega acompañada de la tristeza y la apatía, perdemos el fuelle que nos mantenía en movimiento.
¿Qué es la desmotivación?
La motivación es un estado interno que dirige nuestra conducta para lograr determinadas metas o satisfacer ciertas necesidades. Cuando nos planteamos un objetivo o sentimos una necesidad, la motivación es el motor impulsor que nos permite emprender las acciones necesarias.
La desmotivación, al contrario, es la falta de esas razones para guiar nuestro comportamiento, es la pérdida del entusiasmo, la disposición y la energía para llevar a cabo determinadas actividades. Es un sentimiento de desesperanza y pesimismo que surge cuando nos enfrentamos a determinados obstáculos.
¿Síntomas de desmotivación?
Algunos de los síntomas más evidentes de que estamos desmotivados son los siguientes:
- Pérdida del interés por satisfacer las necesidades básicas, como comer o asearse.
- Pensamientos negativos sobre sí mismo y su entorno. La persona piensa continuamente en términos de fracaso y desestima sus capacidades.
- Irritabilidad y cambios en el estado de ánimo. Lo más usual es que aparezcan signos de desesperanza, disminuya el umbral de tolerancia a la frustración y se instaure la apatía.
- Cambios en los hábitos de sueño. La persona generalmente comienza a sufrir insomnio y no logra descansar lo suficiente.
La desmotivación no es necesariamente un estado negativo. De hecho, en algunos casos puede ser una señal de alarma que nos indica que debemos reflexionar, y cambiar el rumbo, pues lo que estamos haciendo no nos satisface ni nos hace felices. Por eso, cuando la desmotivación toca a nuestra puerta, no debemos hacer oídos sordos.
Sin embargo, cuando la desmotivación se convierte en una tendencia recurrente y estable a lo largo del tiempo, se transforma en apatía y desgana, un estado de ánimo muy peligroso que pueden generar un cuadro depresivo y afectar nuestra salud, tanto física como psicológica.
Entonces: ¿Cómo superar la desmotivación?
A continuación tienes un total de cinco consejos generales que te ayudarán a recuperar tu motivación. Recuerda que, como “cada persona es un mundo”, puede ser que algún consejo te sea más útil que otro. Adapta el consejo a tu situación particular para que éste sea más efectivo.
1. Tómate un descanso
Es muy importante que, frente a los bloqueos, la desmotivación y la apatía, nos demos un tiempo para “desconectar”. Todos tenemos períodos de dudas y desmotivación. Y en esos días tenemos que compaginar nuestras “metas” con actividades que nos permitan distraernos. Es decir, tienes que lograr un equilibrio entre tareas que te hagan alcanzar tu meta y tareas que sean recreativas o agradables para ti. Así, serás capaz de tener una visión de pájaro respecto a lo que estás haciendo y para qué lo estás haciendo.
2. Concéntrate en los detalles positivos
Es importante que seamos capaces de disfrutar y valorar de los detalles positivos. Se trata de que nos paremos a observar los logros positivos que hemos cosechado. Para tener logros positivos, el secreto es proponerse metas concretas y alcanzables. Los logros y los éxitos, aunque sean pequeños, nos ayudan a seguir adelante y nos permiten aprender de nuestras fortalezas. Es decir, no solo hemos de aprender de nuestros errores, también debemos potenciar aquello que nos hace tener éxito.
3. Retoma el sentido de tu meta
En muchas ocasiones nos desmotivamos porque la rutina hace que olvidemos las razones por las que hemos emprendido una proyecto. Cuando te sientas desmotivado, vuelve al pasado y visualiza o imagina qué es lo que te ha llevado a querer emprender ese camino.
4. Valora tus progresos comparándote contigo mismo, no te compares con los demás
Los logros y avances que tengas debes valorarlos en función de dónde te encontrabas antes y dónde te encuentras ahora. Se trata de que valores todos los ámbitos que forman parte de tu proyecto, por ejemplo: habilidades y capacidades que hayas mejorado o ganado, miedos que antes tenías y ya no tienes, cosas que ahora realizas fácilmente y antes te costaban mucho.
5. Realiza cambios que enriquezcan tu rutina: cultiva tu pensamiento divergente
El pensamiento divergente es que aquel que se sale de lo normal, lo cotidiano y lo rutinario; es un tipo de pensamiento que nos permite ser más creativos y estar más motivados. Para cultivar este tipo de pensamiento necesitamos estar en contacto con diferentes estímulos (visuales, auditivos) y variar nuestra rutina.
Se trata de que en la medida de tus posibilidades, estés en contacto con nuevas ideas, tendencias, y actividades. De este modo despertarás tu creatividad y generarías nuevas maneras de enfrentarte a las tareas con mayor motivación.
¿Cómo nos fijamos metas estando desmotivados?
Revisando los pasos para superar este estado de ánimo nos encontramos, de forma paralela, con las condiciones necesarias para reformular nuestras metas. Si la desmotivación nos llega, reorganizar nuestras prioridades nos dará el impulso para salir de este.
Entendamos, antes que nada que fijarnos una meta no es lo mismo que cumplirla, aun así, lo primero es ser realistas con aquellas cosas que pretendemos cumplir. Establecer plazos demasiado largos, o etapas costosas, seguramente nos llevará al fracaso. Un ejemplo puntual de esto es pretender alcanzar tu título profesional, pero no planificar cómo vas a aprobar tu primer materia de cursado. Si el objetivo es recibirte, planifica cómo vas a aprobar una materia a la vez, que tiempos de estudio te demandará, que actividades podrás hacer y cuáles no.
Una vez definido el camino a seguir necesitas practicarlo. La constancia hará que, con el debido paso del tiempo, se forme un hábito. Tu cerebro requiere que por varias semanas, o meses, te obligues a cumplir una rutina, hasta que esta se vuelva una práctica habitual.
En el proceso, tendrás que compartir con otras personas, que son completamente distintas a ti, tienen otras formas, otros objetivos y otros caminos para lograr su metas. Es importante que sea constante con las formas que adoptaste, ya que si tratas de complacer a otros, es muy, muy factible, que acabes frustrado y desanimado, ya que estarás viviendo al estilo del otro.
Por último, y quizás sea la parte más difícil de aceptar: vas a fallar. Equivocarse, cometer errores, hacer las cosas mal también son parte del proceso. Alcanzar tus metas puede demandar varios intentos, pero en el camino, cada vez que algo no salga como estaba planeado, estarás entrenando a tu cerebro para hallar soluciones en la adversidad, y vas a estar un paso más cerca de lograrlo. No importa cuantos pasos te tome, lo que importa es que los camines hasta alcanzar la meta.
Fuentes:
. Julia Márquez Arrico – Psicóloga y Psicoterapeuta – http://bit.ly/2IgHanB
. Sociedad de Psicólogos del Prado – http://bit.ly/2GJ9oFi
. Psic. D’Arcy Lyness – TeensHealth by The Nemours Foundation. http://bit.ly/2TQQ3Wl