Últimamente se viene hablando sobre lo fugaz que se está volviendo la vida, el tiempo ya no es simplemente un regalo sino un privilegio del cual la mayor parte de la población siente su escasez. Pero, ¿sumarle a ello la mezcla aleatoria de pensamientos y metas? Es un “dejarnos llevar por la corriente”, esta era nos ha arrastrado hacia una gran inestabilidad, tanto laboral como personal.
A éste mundo actual en el que vivimos se lo denomina “Mundo VUCA” –por sus siglas en inglés- volátil, incierto, complejo y ambiguo (volatility, uncertainty, complexity, ambiguity). Término acuñado por el ejército de los Estados Unidos después de los atentados de las torres gemelas en Nueva York; el cuál acabó de perfilarse con la guerra de Irak y Afganistán y, de ahí, pasó al mundo de los negocios y el liderazgo.
Una realidad con muchas caras diferentes en la cual las experiencias del pasado no necesariamente sirven para enfrentar los retos presentes o futuros desconocidos ya que no existe un único mercado. En contacto con Félix Ortiz nos dijo que “hay tantos factores que influyen en una determinada situación que es altamente complicado determinar los resultados”, lo que explica por qué a las empresas se les complica a la hora de trasmitir mensajes o ideas.
Y se tiene que admitir que no estamos preparados para éste mundo pero se puede aprender y se debe hacerlo, hay que invertir en una buena preparación inclusive sobre temas que aún no existen. Los líderes necesitan nuevas competencias para poder liderar en este tipo de mundo. Desaprender para volver a aprender, agilidad para cambiar, capacidad de adaptación, entre otras facultades.
Bien dicho por Séneca (filósofo romano) “No llega antes el que va más rápido sino el que sabe a dónde va”. Lo que nos lleva al título de éste texto, Mundo VUCA: ¿adaptación o superación?
La respuesta es sencilla, ambos, adaptarse a éste mundo para superarse ya que “La mejor improvisación es la adecuadamente preparada”.