Con los tiempos que persisten, es de vital importancia llevar cuentas sobre los ingresos y gastos, por ello el elaborar un presupuesto supone una herramienta útil que nos ayuda a registrar cada movimiento que tiene la familia, si hay posibilidades de ahorro o de suspender ciertos gastos.
Para ello es importante diferenciar entre gastos fijos y variables.
Los fijos son aquellos que no pueden posponerse, entre ellos: que se subdividen en obligatorios (préstamos, alquileres, seguros, cuotas de asociaciones) y de necesidad (alimentos, combustible o pasaje, agua, telefonía, medicamentos, internet/cable, entre otros) que si bien son necesarios dependiendo del presupuesto pueden reducirse. Luego están los gastos variables que se dividen más que nada en vestimenta o entretenimiento.
Una vez diferenciado éstos gastos se puede proceder a preparar el presupuesto.
1. Durante un mes llevá un registro de todos los gastos que tu familia efectúa
2. Terminado el mes, ordena los totales en las categorías de alimentación, educación, salud, servicios, transporte, viviendo, vestimenta, entretenimiento, préstamos o créditos.
3. Registra todos los ingresos (salarios, pagos extras y demás).
4. Al total de los ingresos restale los gastos generados.
5. Identifica si te excediste con los gastos.
Si todo va bien signfica que tienes Superávit lo cual significa que podés ahorrar o invertir. En el caso de que tengas exceso de gastos o Déficit puedes hacer lo siguiente:
1. Clasificá los gastos en fijos y variables (lo descripto más atrás).
2. Analizá y ajustá los gastos variables.
3. Revisá tus gastos fijos y ajústalos en lo posible.
4. Asigná un porcentaje de tu ingreso a cada una de las categorías del presupuesto.
5. Elaborá una plantilla para distribuir tus ingresos y gastos.
Cuanto mejor comprendas el patrón de tus ingresos y egresos, mayor control tendrás sobre ellos.