Al llegar el verano, siempre surgen recomendaciones respecto de los cuidados a tener, para poder disfrutar de esta época del año. Pero, es importante entender y estar alertas, ya que las insolaciones y los golpes de calor no solo suceden durante estos meses, sino que pueden darse en cualquier momento del año.
La época estival facilita la presencia de estas condiciones, gracias a las altas temperaturas y elevada humedad, pero pueden existir condiciones pre existentes en los pacientes que faciliten la incapacidad del cuerpo para regular su temperatura, por ejemplo: trastornos crónicos preexistentes como la insuficiencia cardíaca congestiva, diabetes mellitus o alcoholismo y patologías cutáneas que presentan dificultad para la pérdida de calor, como la displasia ectodérmica o la esclerodermia grave
Antes de entrar en las puntos principales para brindar los primeros cuidados a quienes se vean afectados, debemos entender que la persona que llega a esta situación tiene su vida en riesgo. Como ya dijimos, insolación y golpe de calor se presentan cuando la persona ya no es capaz de regular la temperatura de su cuerpo, y en ese punto, todos los órganos están en riesgo, y los cuidados primarios podrían llegar a salvar la vida del afectado.
En primer lugar, la prevención y los cuidados propios son la mejor defensa que poseemos. En este sentido, es bueno rememorar los puntos básicos: mantener una buena hidratación y alimentación adecuada, y evitar las horas de más calor, siempre que sea posible, o bien estar el mayor tiempo posible a la sombra.
Ahora bien, hay algunos síntomas que pueden alertarnos de que la persona está siendo incapaz de regularizar su temperatura corporal, y ellos son: dolor de cabeza, vértigo, desmayos, trastornos abdominales, confusión e hiperventilación, o desmayo. Quién brinda los primeros cuidados notará que la piel se encuentra caliente y seca, la frecuencia del pulso está aumentada, las respiraciones son rápidas y débiles, la presión sanguínea es baja o los músculos están flácidos, y es por ello que pueden aparecer síntomas como estupor o coma, llegando a la muerte.
¿Qué debemos hacer?
Primero, el paciente debe ser colocado en un lugar fresco, con aire y casi sin ropa. Al no poder sudar, se deben realizar medidas que ayuden a la víctima a eliminar el calor y la más efectiva es la realización de baños con agua muy fría, lo antes posible. La temperatura rectal deberá ser controlada por una enfermera, y los baños se suspenden cuando sea menor de 38,3 ºC.
Después se debe llevar al paciente a un cuarto fresco y bien ventilado, y realizar masajes de la piel, puesto que ayudan a acelerar la pérdida de calor y estimulan el retorno de la sangre periférica fría al cerebro y a los órganos calientes. También debe beber agua fresca para rehidratarse, aunque en pequeños sorbos y no de golpe.
Asimismo, si la persona no se recupera o pierde el conocimiento, habrá que recostarla con las piernas flexionadas y llamar al servicio de emergencia.
Estar capacitados para responder en el momento adecuado determina, en muchos casos, la vida o la muerte de un paciente. Los Licenciados en Enfermería se preparan para ser esas personas que tomen las acciones y decisiones correctas en el momento preciso.
Comenzá a estudiar hoy mismo, aprovechando el beneficio de Matrícula Exonerada para alumnos nuevos. Inscribite llamando a los teléfonos 0994 132 691/ 0993 303 501/ 0986 226 777.
Fuente:
. Cristina Villegas, jefa de Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja, Madrid, España – http://bit.ly/2IdslT1