La hipertensión puede producir ataques cardíacos y cerebrales, y otros problemas de salud graves, tales como insuficiencia renal, ceguera, hemorragias y disfunción cerebral.
Afecta a más de un tercio de los adultos y está en el origen de más de 9 millones de muertes anuales.
Muchas personas no saben que padecen hipertensión porque no siempre produce síntomas.
La solución
La hipertensión es prevenible y tratable.
El control de la hipertensión y de otros factores de riesgo es la principal forma de prevenir los ataques cardiacos y cerebrales.
La detección precoz es fundamental: todos los adultos deben conocer su tensión arterial.
El riesgo de padecer hipertensión puede reducirse consumiendo menos sal y una dieta equilibrada, evitando el consumo nocivo de alcohol y el consumo de tabaco, y haciendo ejercicio regularmente.
A muchas personas les basta cambiar de estilo de vida para controlar la tensión arterial. Otras necesitan medicamentos. Existen medicamentos baratos que son eficaces si se toman tal como se han prescrito.
Es imprescindible que la detección y el control de la hipertensión (mediciones, asesoramiento sanitario y tratamiento) se combinen con una reducción simultánea de otros factores de riesgo de ataques cardiacos y cerebrales, como la diabetes o el consumo de tabaco. Se trata de elementos básicos de la atención primaria en todos los países, y deben formar parte de los esfuerzos por reducir la carga cada vez mayor de enfermedades no transmisibles.
La sociedad civil tiene una importante función que desempeñar en la lucha contra la hipertensión.
La industria también puede contribuir a resolver el problema, por ejemplo reduciendo la sal en los alimentos procesados y logrando que los medicamentos y los productos diagnósticos esenciales sean más asequibles.
Fuente: OMS