Hoy en día es muy fácil que se acumulen las preocupaciones, en especial con el tiempo limitado para la excesiva carga horaria de pendientes tanto laborales como familiares y sociales. Pero ¿cómo distinguir si éstas preocupaciones no forman parte del poco conocido trastorno de ansiedad generalizada?
Empecemos por el ¿Qué es?
TAG es una de las enfermedades mentales más frecuentes del ahora. Este trastorno produce temor, preocupación y las personas que lo padecen muestran por lo tanto niveles muy altos de ansiedad casi todo el tiempo, y rescatemos que la ansiedad está provocada por interpretaciones erróneas, pensamientos anticipatorios, entre otras cosas. A veces esto provoca que las personas que la padecen no puedan realizar sus actividades diarias con normalidad.
¿Es posible diagnosticar el TAG?
Sí. No obstante, no puede, ni debe, auto-diagnosticarse. Sólo un profesional de la salud experto está en condiciones de hacerlo con rigor y fiabilidad, ya que, cuando una persona está preocupada por su salud suele identificarse con síntomas o enfermedades que no tiene, o confundirlos con otras posibles.
Para efectuar el diagnóstico de Trastorno de Ansiedad Generalizada, los especialistas se basan en los criterios del DSM-V o del CIE-10, dos clasificaciones de las enfermedades consensuadas por especialistas de diferentes nacionalidades y reconocido prestigio.
Un correcto diagnóstico requiere al menos de tres de las siguientes alteraciones: inquietud motora, dificultad para concentrarse, trastornos del sueño, irritabilidad, tensión muscular y cansancio fácil, y lo más resaltante, que debe padecer de esto mínimo 6 meses.
¿Qué lo causa?
A veces el trastorno de ansiedad generalizada es hereditario, pero nadie sabe con seguridad por qué algunas personas lo tienen y otras no. Hay estudios que sugieren que las preocupaciones extremas que acompañan a este trastorno pueden ser una manera de evitar o ignorar alguna otra preocupación más profunda.
¿Existe un tratamiento?
Sí. De hecho, el tratamiento temprano puede ayudar a detener la enfermedad y evitar que alcance etapas más avanzadas; además, hay personas que han aprendido diversas maneras efectivas de vivir con este trastorno.
Algunas opciones de tratamientos son:
-Medicamentos.
-Terapia cognitiva (cambiar o deshacerse patrones de pensamiento destructivos).
-Terapia conductual (cambiar la conducta de una persona).
-Una combinación de estos tratamientos.
Resaltamos que no debes auto-diagnosticarte. Si sentís o pensás que puedes tener éste trastorno, consúltalo con tu médico de cabecera.