Para evitar el derrumbe emocional, debemos entender las dos dimensiones del cuidado preventivo de nuestra salud emocional y mental:
La dimensión humana, y la dimensión divina. Para ambas, vamos a tomar textos de la Biblia como puntos de partida.
a) La dimensión humana
La primera línea en el cuidado de nosotros mismos somos… nosotros. La Biblia dice: «¿quién se cuidará, mejor que yo?» (Eclesiastés 2:25).
Esto nos indica que tenemos una responsabilidad terapéutica fundamental con nosotros mismos. Somos profesionales de diversas disciplinas, pero todos somos personas que estamos tratando con otras personas a lo largo de todo el día. Aun así, tenemos que tener bien claro que el primer sujeto terapéutico de nuestros esfuerzos debe ser nuestra propia persona.
b) La dimensión divina
Si bien nosotros debemos cuidarnos, no debemos olvidar nunca que hay Alguien que cuida de nosotros:
«Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fueretiempo;echandotodavuestraansiedadsobreél,porqueéltienecuidado de vosotros». (1 Pedro 5:6,7)
¡Dios tiene cuidado de nosotros!
Cada vez que nos sintamos solos, desalentados, desorientados… tenemos que recordar esta verdad. Esto es algo cierto, no importa la situación de cada uno de nosotros. No sé cuál sea la situación personal de ustedes; independientemente de sus convicciones de fe personal… ¡Hay Alguien que cuida de usted: Dios!
c) Significado
Resumiendo, hay algo muy claro. Nosotros necesitamos atender dos dimensiones en el cuidado:
1. La dimensión personal, humana;; y
2. La dimensión espiritual, divina.
Si realmente queremos cuidar efectivamente de nosotros mismos, no podemos ignorar ninguna de estas dos dimensiones. Para cuidarnos a nosotros mismos es fundamental ejercer un cuidado integral que tenga ambos aspectos en cuenta.
Esto último es lo que estaremos desarrollando en los próximos dos fines de semana.
No te pierdas el siguiente capítulo.