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¿Eran 8 vasos o 2 litros?

El verano está a la vuelta de la esquina y ya nos vamos preparando para las olas de calor –que ya estamos sufriendo de a poco- y que posiblemente aumentarán en temperaturas mucho más altas que en años anteriores.

Y a pesar de estar “acostumbrados” al clima paraguayo, tomar precauciones no está de más. De todas las recomendaciones que dan los profesionales, beber agua es lo más importante, pero, ¿cuánto de agua debemos ingerir?

Desde médicos, nutricionistas, deportistas dicen que de 2 a 3 litros de agua, en internet recomiendan los 8 vasos diarios, otros dicen que depende de tu estatura y complexión física, y a todo esto, ¿cuál es la correcta?

Pues ni una ni otra. Aunque pocos lo crean o no sepan, el cuerpo tiene un increíble sensor de hidratación que nos avisa cuando el cuerpo necesita de líquido (porque somos casi un 70 % de agua), y no necesariamente tenemos que llenarlo con agua de botella o de la canilla, las verduras y frutas también contienen un gran porcentaje de agua, inclusive la carne, pescados y huevos.

Ingerir de dos a tres litros al día sólo por forzarnos puede afectar al cuerpo, provocando hiponatremia (afección en la cual la cantidad de sodio en la sangre es más baja de lo normal). Lo de tomar 8 vasos al día comenzó por los “efectos positivos” que tenía en la belleza –como bajar de peso- pero se reitera, solo beber líquido cuando el cuerpo así lo indique.

¿Cuáles son los efectos negativos de no beber agua?

Ciertamente hay varios, perdiendo solamente el 2 % de agua en el cuerpo puede provocar una disminución de la memoria a corto plazo, tener descenso en el rendimiento físico o incluso dolor de cabeza y fatiga.

Pero, ¿realmente puede afectarnos beber agua demás?

Sí. Todo en exceso es malo, aunque sólo se trate de agua. De hecho, un estudio realizado en la Universidad de Monash y publicado en una revista oficial de la Academia Nacional de Ciencias en Estados Unidos, comprobaron que el cuerpo se resiste a ingerir agua cuando lo siente en exceso. De aquí que se puede entender por qué nos cuesta beber agua a veces, porque en realidad no lo estamos necesitando y nuestro organismo trata de pararnos.

A esto, Michael Farrel, profesor de la Universidad de Monash, aseguró que:

“Si simplemente hacemos lo que nuestro cuerpo nos exige, probablemente lo haremos bien. Tenemos que beber según la sed que tengamos en lugar de hacerlo por un calendario elaborado”

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